martes, 5 de octubre de 2010

La Muerte

"Comoquiera que la muerte está siempre a las puertas, debemos esforzarnos y obrar con presteza."

La muerte es algo que a todos nos asusta, nos aterra. La muerte significa que ha llegado nuestra hora, que se ha acabado nuestra vida y que jamás volveremos a disfrutar de la luz del Sol, del aire, que nunca volveremos estar junto a las personas amadas.

Esto nos estremece. ¿Quién no ha dedicado alguna vez tiempo a pensar en ella y en lo que traerá consigo después? ¿Quién no se ha planteado si su vida era todo lo buena que debería, gracias a caer en la cuenta de que la muerte puede estar más próxima de lo imaginado?

Todos hemos pensado alguna vez en ello.

Por el contrario, muchos son los que van gritando a los cuatro vientos que darian su vida por "tal causa" o por "tal persona", pero ¿de verdad están tan conciencienciados y tienen la mente tan entrenada como para realizar semejantes actos?

Los antiguos samuráis sí, pues se entrenaban a diario para eliminar el miedo a la muerte.
Estamos hartos de ver en peliculas o videojuegos como los samuráis se enfrentaban constantemente en combates a vida o muerte, o como ante una deshonra se quitaban la vida.
¿Realmente eran capaces de hacer esto? Muchos hoy en día pensarán que es ficción, pero lo cierto es que hay testimonios de la época feudal que defienden que esto era cierto.

Estatuas que representan el combate a muerte entre Miyamoto Musashi y Sasaki Kojiro en la isla Ganryu
 El samurái se concienciaba dia a dia sobre el hecho de que el final podía llegarle en cualquier momento. Para ello, lo que hacian era sencillo: vivir su vida como si ya estuvieran muertos.

Básicamente se podría decir que se trata de repetirse a diario que uno no está vivo hasta que el propio cerebro se lo crea.

Esta táctica, por ridicula que parezca, es efectiva desde el punto de vista psicólogico, y explica el hecho de que los samuráis fueran capaces de entregar su vida con esa relativa facilidad.

"Se dice que seguir el camino de la sinceridad consiste en hacer nuestra vida diaria como si estuviésemos muertos."

¿Nos merece la pena hoy en día este tipo de pensamiento? Bien, este es un punto delicado. Cada persona ha de vivir su vida como crea que debe hacerlo, no como otros le digan que debe. Cada uno es libre de disfrutarla a su manera, bien buscando la felicidad en las pequeñas cosas, abusando de vicios y excesos o con espiritualidad.

No obstante, aquel que defienda que está dispuesto a dar su vida por una causa o por una persona, ha de seguir el ejemplo de los guerreros nipones. No puedes gritar que te sacrificarías por algo y no prepararte por si llegara el momento de demostrarlo. La gente que hace eso es una hipócrita y, en general, se trata de personas despreciables.

Por el contrario, también hay personas para las que su vida es lo más preciado y que no la entregarían por nada. En este campo tienen especial mención aquellas personas que llegan al extremo de tener necrofobia (miedo a morir). Tampoco es nada malo ser así, pues, como digo, cada persona es libre de conducir su vida.
 No obstante, estas personas jamás podrán ser auténticos guerreros, a no ser que se mentalicen y cambien su forma de pensar con disciplina y dedicación marcial.

Hay una excepción, que si bien los antiguos samuráis la despreciarían, a día de hoy creo que es tan válida como cualquier otra: el guerrero que entrega su vida a su vida. Parece una paradoja, ¿no? Pues bien, los antiguos samuráis creían que solo se era uno de ellos si se estaba dispuesto a dar la vida por el señor, pues era la causa más noble posible.

Pero ¿y si en lugar de entregarte a un señor te entregas a ti mismo? Parece egoísta, pero es comprensible desde el punto de vista de un ronin (que es lo que son el 99% de artistas marciales de hoy en día). Si no has encontrado nada por lo que merezca la pena dar tu vida, lo mejor es que luches por ella misma. Lucha por ti, por sobrevivir, por ser libre, para ser el mejor, para ser capaz de seguir tu camino sin que nadie te ponga trabas. Lucha por tu vida, y muere defendiendola.

No obstante, elegir este camino se opone al concepto de sacrificio por honor. Si te dedicas a vivir por tu vida, una falta grave de honor no podrás enmendarla con un sacrificio como el seppuku.

Samuráis durante el ritual del seppuku
Esta idea cambia si asumes que la pérdida del honor se equipara a perder parte del significado de tu vida y, por tanto, escoges terminar tu vida terrenal pero salvar tu honor y tu vida póstumos, los cuales habitarán en los recuerdos de la gente. He de decir, aun así, que mi opinión respecto al seppuku es que se trata de algo totalmente innecesario, pues ¿no aportará más a su señor un samurái vivo que pueda entregar su vida en el campo de batalla a que lo haga uno muerto y que no pueda volver a combatir?. En el caso del ronin es lo mismo. ¿No es mejor seguir viviendo y dedicar el resto de tu vida a enmendar tus errores con entrega y dedicación?

"El Camino del Samurái reside en la muerte. Cuando hay que tomar una decisión crítica, sólo queda escoger en seguida la muerte. La elección no es particularmente difícil; sólo se necesia tener valor y actuar. Hay quien dice que morir sin haber alcanzado nuestros objetivos es morir como un perro. ¡Falacias de gentes frívolas! Cuando estamos en una situación apremiante en que debemos elegir entre vivir y morir, no tiene importancia que hayamos alcanzado, o no, nuestro objetivos."

Este caso en concreto pienso que se equipara realmente al del samurái. Alguien que asuma esta forma de pensar es un verdadero guerrero, independientemente de que sirva o no a un señor o a un fin inmaterial.

Para concluir, lo que es innegable es que cuando uno tenga que morir, cuando y por las razones que sea, deberá hacerlo con la cabeza alta, con orgullo y sin arrepentirse de nada. Haz que esto sea posible llevando una vida acorde a tus pensamientos e ideales, sin hacer nunca nada que luego no puedas enmendar.




Está claro que estas ideas dan pie a interminables debates, y soy consciente de que habrá gente que no piense como yo. Por ello, animo a que todo aquel que así lo quiera comparta su opinión, pues como nos enseña el Hagakure, para ser realmente sabio has de compartir tu opinión con el resto, aprendiendo así de todo lo que otros puedan aportarte.

Así mismo, aprovecho para disculparme si no he conseguido abordar el tema con la seriedad y la sabiduría que ello requiere. Aun me queda mucho por aprender y reflexionar, por lo que me hago cargo si el material aquí expuesto no tiene el suficiente nivel.


3 comentarios:

  1. Tan bueno como siempre. Con cada entrada se aprende algo nuevo.
    En general estoy de nuevo de acuerdo contigo, no tengo mucho que aportar al debate. Es bien cierto que hay que ser consecuentes con lo que se elige y vivir la vida que queramos, y que cada uno puede ver la muerte como quiera (aunque conviene tomársela con filosofía, desde luego).
    No creo que haya que pensar mucho en la muerte. Hay que aprovechar el día a día y punto, eso llegará cuando deba hacerlo. Al fin y al cabo, cuando muramos nuestras preocupaciones desaparecerán, y ya no nos preocupará nada de lo que lo haga ahora, así que... me da igual incluso se muero mañana. Siendo franca, me preocupa más la agonía que la propia muerte.
    Y, en fin, que me estoy desviando ya. Bien que hacían los ronin en vivir para ellos mismos, yeah xD. No sé si habría excepciones, pero servir a un mandamás nunca mola. Nunca XDDDD.

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  2. Pues yo tambien estoy de acuerdo contigo, me alegra haber aprendido más sobre el concepto de la muerte para los samuráis, aunque también opino que cuando proteges a alguien no debe ser a alguien poderoso, si no a alguien que tenga valor para tí, alguien a quien ames o admires, y no alguien que, simplemente, tiene poder sobre tí (aunque soy consciente de que los samuráis juraban lealtad a sus señores).

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  3. Si, cuando me refería a ese concepto de la protección aplicado al ámbito actual abarcaba también la idea de la persona querida. Hoy en día, por desgracia, hay pocos lideres que merezcan el honor de que otros se sacrifiquen por ellos, así que es tontería poner solo ese ejemplo.

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