domingo, 22 de agosto de 2010

La katana, el alma del samurai

Esta es la primera de una serie de entradas sobre las distintas armas utilizadas en las artes marciales orientales.

Esta en concreto está dedicada al arma más popular de todas, y que hoy en día todo el mundo conoce: la katana.

Dos katanas expuestas en su soporte

Yo no soy ningún experto en espadas japonesas, aunque si poseo una de ellas. Se parte de su historia, su manejo, sus cuidados y alguna cosa más, pero todo muy básico. Por tanto, tampoco puedo dar una clase magistral al respecto, aunque intentaré hacerlo lo mejor posible.

La katana como tal apareció en Japón durante el siglo XII, aunque sus orígenes se remontan al año 700d.C. En este periodo las espadas eran totalmente rectas, aunque se parecían a las katanas posteriores debido a que también poseían un solo filo y estaban fundidas en una sola pieza. Este tipo de espadas surgieron por las necesidades militares, que hicieron que cada vez fuera más importante dotar a los guerreros de armas rápidas y eficaces. Posteriormente se le dio curvatura a la hoja, a fin de hacerla más eficiente para atacar desde una montura, puesto que la hoja recta tendía a “atascarse” al propinar un golpe, mientras que la hoja curva permite hacer un corte más limpio.

Aquí os adjunto un esquema bastante bueno que encontré donde se especifican cada una de las partes de la hoja de una katana:

Elementos de la hoja de una katana

Durante el periodo feudal de Japón cobraron gran importancia los herreros fabricantes de katanas, debido a la necesidad de armar a la clase militar. Muchos fueron los que se dedicaron al arte de la forja, y muchos fueron los que consiguieron una técnica notable. No obstante, hubo algunos que destacaron por encima de los demás.

El primero de ellos fue Masamune Ozaki (1264-1343), quien es considerado el mejor forjador de espadas de Japón. Se caracterizaba por forjar armas de longitudes desmesuradas, pudiendo llegar hasta los dos metros de longitud. A la hora de forjar sus armas, Masamune acostumbraba a realizar un ritual de purificación, lo que, según se decía, imbuía a sus espadas de poderes místicos.

El otro maestro de la forja fue el clan Muramasa, fundado por Muramasa Sengo. Algunos dicen que Muramasa fue discípulo de Masamune, aunque esto parece ser poco probable, debido a que Muramasa debió vivir bastante tiempo después de que Masamune. No obstante, como pasa siempre con estas cosas, la información al respecto es muy antigua y confusa. Cada uno tiene una versión que dar y nunca se sabe cual es la acertada. Lo cierto es que Muramasa fue muy conocido debido a que se decía que sus espadas estaban malditas, debido a su terrible afilado. Esto llegó al extremo de que sus espadas fueron prohibidas por el shogun Tokugawa Ieyasu, debido a las desgracias que había sufrido en torno a estas espadas (de joven se hirió con una, su hijo fue decapitado por una cuando realizó el seppuku, su padre fue atacado por una de ellas y su abuelo fue asesinado por una Muramasa también).

Lo cierto es que aunque en la actualidad las katanas han perdido su utilidad, a día de hoy son muchos los que las utilizan para practicar artes marciales o simplemente para coleccionarlas. Cada día es más fácil encontrar estas armas en tiendas de todo el mundo, de menor o mayor calidad, siendo algunas autenticas obras de arte al alcance de solo unos pocos.

Hay varios tipos de katanas en función de su longitud (lo que conlleva una manera determinada de usarlas).

Lo más utilizado por los samuráis del Japón feudal era el “daishō”, formado por una “daitō” (espada larga) y una “shōtō” (espada corta, también conocida como wakizashi).

En el campo de batalla, esta última era comúnmente remplazada por el tantō, una daga más pequeña y manejable.

Daishō compuesto por daitō (arriba) y shōtō (abajo)

Lo normal era usar una u otra de estas espadas en función de la situación, dependiendo de si se requería mayor rango de ataque o un ataque más corto y rápido. No obstante, algunos samuráis empezaron a utilizar ambas espadas a la vez, llevando la espada larga en la mano derecha y la corta en la izquierda (por lo general). El más famoso de los samuráis que practicaban este estilo fue el mismísimo Miyamoto Musashi, creador de El Libro de los Cinco Anillos.

Aunque son muchas las artes marciales que emplean estas armas, las más importantes son el iaido (arte de desenvainar y cortar en un mismo movimiento) y el kendo. Para practicar esgrima sin correr peligro por el filo de la espada, lo normal era emplear un bokken (espada de madera) o un shinai (espada de bambú). A estas armas ya les dedicaré futuras entradas.

Actualmente el kendo está bastante extendido y se practica de madera oficial en todo el mundo, habiendo escuelas y campeonatos federados al alcance de cualquiera que desee dedicarse a esta disciplina.

Para finalizar esta entrada, hablaré un poco del mantenimiento que requiere una katana (a rasgos generales, dado que como ya digo, no soy ningún experto).

Las katanas requieren una serie de pequeños cuidados a fin de que su hoja no se deteriore. En una batalla, estas espadas se manchaban de sangre, sudor y otros contaminantes, lo que hacía que se estropearan bastante más. No obstante, aunque actualmente se mantengan como mera decoración (y no hablemos ya de si se usan para practicar esgrima) también hay que someterlas a una serie de tratamientos.

Actualmente no es difícil encontrar kits de mantenimiento para katanas, los cuales normalmente están formados por:

-Martillo de metal sólido, denominado Mekugi.
-Aceite vegetal lubricante Koji.
-Papel de arroz, Harai Gami.
-Bola de polvo no abrasivo, conocido como Uchiko.
-Paño suave para mantenimiento y un envase de plástico para guardarlo, conocido como Erufu.

Aproximadamente cada seis meses se recomienda limpiar la katana y lubricarla.
Para esto lo esencial que se debe hacer es, en primer lugar, retirar el aceite viejo con un Erufu. Esto debe hacerse con mucho cuidado, con movimientos suaves y lentos. Lo siguiente es golpear la hoja suavemente con el Uchiko para extender el polvo. Después debe retirarse completamente con el Erufu. Por último, verter un poco de aceite vegetal (Koji) sobre el papel de arroz (Harai Gami) y extenderlo con cuidado por la hoja.

Esto es todo. Como siempre, pido perdón si he cometido algún error. Insisto en que aun no se tanto como quisiera sobre el tema y es fácil que cometa equivocaciones (por lo que estoy abierto a rectificaciones).

Un saludo.

3 comentarios:

  1. Me ha gustado, ha sido sencillita, pero para aprender lo básico sobre las Katanas, está de muerte. Lo último que he estado leyendo sobre las Katanas ha sido su proceso de forja, es de lo más interesante. Si te interesa, puedes leerlo aquí: http://es.wikipedia.org/wiki/Katana#Elaboraci.C3.B3n_y_tratamiento
    Yo no lo leí de Wikipedia, lo leí en otro lugar pero fue en el otro ordenador, ahora estoy con el portátil, y no puedo mirar la página en el historial. ¡Más entradas pronto, esta ha estado genial!

    ResponderEliminar
  2. Gracias por comentar, señor ^^

    Algo lei yo también sobre la forja, y si que es muy interesante, sí. Pero de eso se más bien poco (y lo poco que se es por leerlo recientemente), así que no consideré oportuno escribir sobre ello xD

    Y bueno, no se cuando pondré nuevas entradas, pero trataré de no tardar demasiado.

    ResponderEliminar
  3. ¡¡¡Siñoooor!!! ¡Cómo mola! Se explica usted un montón de bien, tíe *-*. Gracias por los consejos, aunque... por desjrasia me temo que nunca tendré una katana, pero quién sabe.
    Jous... me encantan las katanas, son tan geniales, bonitas y... no sé, la historia que tienen detrás me encanta. Uno no puede sino quedarse admirado pensando en los samurais. Pero en fin, no me voy a poner a decir soplapolleces aquí, así que te felicito por la entrada y eso.
    Tengo ganas de ver más entradas sobre armas y las disciplinas en las que se utilizan *o*.

    ResponderEliminar